Mexicanidad sexual como un mapa de quienes somos. ¿Con qué o con quiénes nos identificamos los mexicanos? Podríamos llenar anales con esa respuesta de acuerdo a las diversas perspectivas. Bien dijo Álvaro Vargas Llosa en El Manual Del Perfecto Idiota Latinoamericano, ‘[…] no nos hemos puesto de acuerdo en quienes somos pero tampoco en quienes queremos ser’. Otros más alentadores rescatan nuestras riquezas: el folclor, los colores y la alegría, una creatividad e inventivas peculiares cuyo génesis obvio ha sido la necesidad. Puntualmente la necesidad de crear bajo el concepto de mexicanidad- una identidad distinta a la hispanidad. Complejo decidir qué es ser mexicano.
Mucho hay en la construcción de la sexualidad de un pueblo para descifrarlo. Justamente el mexicano sexual, su mapa erótico e identidad nos revelan nuestros aciertos y tumbos como nación. Sobre todo, porque hay muchos Méxicos.
La identidad nacional se edifica sobre los hechos, se crean identidades colectivas sobre la historia sexual. No es ningún secreto que la nuestra surgió de un mestizaje doloroso. Bajo la visión del vencido que tanto exploró León Portilla; donde no sólo la virilidad del conquistado fue aplastada porque fracasó como guerrero, vio en muchas de sus mujeres sembrarse el esperma de los conquistadores a través de la violación.
La ira provocada por ese traumatismo en que el sometimiento surge como un recurso ante el exterminio quedó tan plasmada -tanto en nuestras células y códigos como en herencias culturales- que la identidad sexual (no la identidad de género) del mexicano nació lastimada.
La sexualidad sagrada prehispánica desapareció, la magia creadora de la diosa y su fertilidad. Y el placer como parte del viaje de la unión cosmogónica de ambas semillas. El mismo escudo nacional es una escenificación sexual prehispánica. El fenómeno quetzalcóatl –un ser de ambos géneros: la serpiente (el hombre), es elevado a través del águila (el útero o la nave) y es llevado al lugar donde la materia se une con el espíritu a través del éxtasis o la alquimia sexual; la unión del cielo y la tierra. Todo muere con la evangelización y sus conceptos sexofóbicos. La identidad sexual mexicana surgió sexofóbica.
Es así que nace el ‘macho’: el hombre herido y urgido por demostrar que es capaz también de someter. Incluso de castigar a quienes fueron vejadas y a sus hijos, los escuincles, por el significado que ambos tenían. Porque en el fondo, él, el mexicano también fue violado. Fue vencido, fue a quien ‘se la metieron’, a quien ‘se cogieron’ en sentido metafórico. E inconcientemente se crea el concepto de que aquel que es penetrado vale menos, todo lo femenino, todo receptáculo es digno de rechazo y surgen la misoginia y la homofobia. Pero aún más valioso, aprendimos, que los extranjeros suelen ser más viriles y capaces de penetrarnos y eso se ve hasta en el futbol. Esto, aunado a la minimización de la mujer heredada de los conquistadores, dio como resultado décadas de una feminidad aislada del poder pero sobre todo, de su poder sexual.
Los mexicanos hoy nos debatimos entre siglos de aprendizajes donde la mujer y su vagina sólo eran un hueco donde un pene se masturbaba con el fin de continuar el linaje de una macho a quien se le exigía esta calidad (pero a quien nadie la había enseñado cómo sostenerla), y una tendencia por ambos recuperar el derecho al placer, la libertad sexual y la plenitud (como cada quien la concibe). Nos siguen atacando las reminiscencias del macho herido y la ‘malinche’ objeto sexual, al tiempo que escuchamos diversas instancias a revelarnos contra toda ideología y/o religión que nos exhorte a nulificar nuestros genitales.
Es así que en muchas sociedades (aunque no las más), el hombre –ya no macho- mexicano descubre que ser vulnerable y desposeído de la obligación de mostrarse impenetrable lo hace más seguro. La mexicana se manifiesta restituida en su calidad de ser sexual, no sólo de madre. Y si bien aún no logramos divorciarnos del heterocentrismo, tenemos las primeras piedras de una construcción cultural más incluyente y diversa. Y comenzamos a celebrar las libertades bajo una urgencia de responsabilizarnos de nuestras fantasías, deseos, orgasmos, procreación: la eyaculación de la culpa y la mochería, para dar vida, para parir, el disfrute de todo objeto de deseo. Y nos estamos reconstruyendo, siglos después.
Hola creo que es necesario pensar en este aniversario de los doscientos años de nuestras independencies latinoamericanas que tipo de sexualidad hemos construido. Latinaomerica fue un area donde muchos grupos tuvieron un sometimiento en el campo sexual, las mujeres siempre se llevaron la peor parte, tantos aquellas descendientes de malinche como las esclavas que en su character de objetos no tenian ni siquiera derechos teoricos. Y la religion les negaba sus tradiciones aun este campo y las condenaba a ser unicamente las productoras de brazos par alas tareas del campo y las minas. Las mujeres blancas estaban condenadas a cumplir los dictados del pater Familia. La figura mas clara de esta situacion y quizas la primero que intento romper con esto fue Sor Juana Ines de la Cruz.
Fines del siglo XVIII y principios del Siglo XIX marcan, hasta donde se con la mayor participacion de la mujer en la vida social, con estas mujeres que organizaban en sus casas Tertulias, reunions donde convergian intelectuales y eran verdaderos centros de cultura que en muchos casos fueron el lugar donde se conocieron muchos de los que luego dirigirian los movimientos de independencia. (Elsy yo consider oque este blog es como una de esas reuniones, y que vos sos como una de esas ilustradas y anfitrionas mujeres jejejje)
El siglo XIX y posteriormente fueron los siglos clave para que la mujer pudiera alcanzar la libertad tanto social como politica y sexualemte hablando. Aunque creo que las cuestiones de la violencia de genero, el embarazo adolescente, la trata de personas con destino a ser utilizadas en el sexoservicio creo que son las cuestiones que debemos como sociedades resolver .
Bueno no soy un experto en estas cuestiones no se si hay alguna historiadora, sociologa, antropologa, algun colega que nos pueda dar opiniones mas fundamentadas.
Me pregunto por que hay tanto ingeniero/a entre los sexonautas y tan poco cientista social? Que pas? Consideran a la sexualidad algo que los distrae de su trabajo? Todos tienen una sexualidad maravillosa que no necesitan los consejos de Elsy? O no tienen vida sexual en absolute?
Saludos a Elsy y al Franco parlante de Jerry jejeje
Ese es el problema del mexicano, querer ser como alguien.
Debe de tratar de ser así simplemente, mexicano, sin tener que parecerse a alguien.
Mmm, querida Elsy, creo que te sería de mucha ayuda revisar textos al respecto de lo que es ser «mexicano». Es un tema muy muy amplio y personalmente te recomendaria que leyeras a Roger Bartra, antropólogo y sociólogo mexicano que ha abardado el tema. Si tienes oportunidad lee alguna vez «La jaula de melancolía».
¡Gracias por la excelente página web!
Wow Elsy, muy bien como siempre; creo que no pudiste decirlo todo con menos palabras y sólo usando las adecuadas; obvio, muy cierto todo esto que escribiste; más cosas de las que pensamos dentro de la vida diaria como mexicanos/mexicanas tienen que ver con todo lo que comentaste.
Totalmente de acuerdo, desafortunadamente la mujer mexicana vive reprimida… Yo he tenido oportunidad de viajar y he vivido las delicias extranjeras… Lo curioso es que cuando la mujer mexicana viaja es súper intensa! Como que se da cuenta de lo que se esta perdiendo y se ponen bien loquitas… hahaha En especial en Guadalajara donde vivo, las chavas solían ser muy mojigatas… Ahora ya son ellas mismas las que te llevan a la cama sin preguntar si quiera si estas de acuerdo hahaha Me toco estar hace poco en una fiesta con chavas apenas mayores de edad… Que barbaras, como no me toco ser de esa nueva generación… Adelante la libertad sexual con responsabilidad, no se repriman mejor cuidense y disfruten de la vida que solo hay una.