Muchos de los conflictos sexuales que cualquier persona puede experimentar, desde dificultad para excitarse, para llegar al orgasmo o eyacular, dolor, hasta una disfunción como la DE o la eyaculación precoz, la anorgasmia y otras cuando se derivan -todas las anteriores- de causas no orgánicas (males urológicos o ginecológicos), estoy segura que mucho tienen que ver con LA PÉSIMA CAPACIDAD QUE TENEMOS DE CONECTARNOS CON NUESTROS SENTIDOS.
Es la verdad, no sabemos sentir. Estamos educados para percibir de manera mermada. Asimismo nos hemos acostumbrado a evitarnos permanecer en contacto con nuestra capacidad de reconocer y disfrutar un olor, un sabor, una textura, una maravillosa vista. Vivimos de prisa. Engullimos la comida sin siquiera darnos chance de descubirir a qué sabe realmente. Digo, tampoco les pido que durante la comida se detengan a saborear durante tres minutos cada bocado porque cada alimento les tomaría más de dos horas pero ¿cuándo realmente nos damos el permiso de experimentar con toda la boca, con la lengua y cada papila el sabor de algo? Nunca.
El olor de una flor, de la piel de alguien, de las sábanas, de un perfume o de algo delicioso. Tampoco. Olemos por oler, porque es automático. Si algo apesta, lo sabemos pero ¿nos detenemos a darle una buena ‘olida’ a algo agradable? Cerrando los ojos, disfrutándolo. No. O ¿Nunca han descubierto en medio del tráfico con estrés y prisa que el cielo de la ciudad donde viven realmente en ese momento está hermoso? A mí me ha sucedido que en medio de mi mentada de madre mental levanto los ojos y el cielo del atardecer está increíble, naranja con morado y rosas. Y no nos detenemos a observarlo. Y miren que suena cursi pero es un gran ejercicio como el de disfrutar una textura, la sensación de meter los dedos en un costal con semilas o la de una tela suave, la de la piel o los labios de nuestro acompañante en los azarosos caminos del amor y el sexo. En realidad no lo hacemos. Y vivimos desconectados. Usamos los sentidos al ¿qué será? ¿20 por ciento?
Es así que en el momento en que la cosa erótica, el momento del agarrón comienza, estamos dormidos. El cuerpo de verdad siente la mitad de lo que es capaz de disfrutar. Ahí viene la falta de conexión con uno mismo y con todo el cuerpo -cual largo es- del otro. Por ende, hay falta de sensaciones, poca comunicación corporal, dificultad para eyacular o controlar el deseo eyaculatorio y un largo etcétera. De verdad porque dejamos que las funciones lógicas por estímulo actúen pero de manera automática. Cuando me dicen, por ejemplo, una chava ‘No sé porqué ya nunca tengo ganas de tener sexo o me excito de inicio y luego se me esfuma el deseo’, casi siempre le pregunto de vuelta ‘¿A qué huele el sexo o a qué sabe la excitación?’. Y casi siempre me ven con cara de ‘¿Qué se metió esta tipa?’. Y en realidad no es la causa, pero me permite darme cuenta qué tanta relación tiene con sus sentidos. Claro, su problema puede estar sujeto a diversos asuntos emocionales, de dinámica de pareja o personales pero comenzar con curar los sentidos atolondrados ayuda y mucho.
Hagan el ejercicio, comiencen con ustedes mismos. Prueben, realmente saboreen algo, lentamente con toda concentración, huelan una fruta o un pedazo de chocolarte, con toda la intención de disfrutarlo. Si les da pena, háganlo a solas. Nunca falta el que te ve con cara de ‘Este ha fumado marihuana’. Ahora mismo toquen alguna tela de la ropa que traen puesta, lentamente. Enfóquense en qué se siente ¿cómo es? ¿Qué sensación llega a su piel a través de la tela? Observen, hasta la cosa más idiota o el objeto más común cuando lo observamos se convierte en otra cosa.
Verán que ir reconectando sus sentidos les dará otra perspectiva y luego compártanlo en pareja. Más tarde un ejercicio de reconocimiento y de ‘Cura de los sentidos’ en pareja que -les prometo- termina en una fiesta de orgasmos. Ahi vengo.
oye eltsy, despues de que me entere que en un Soriana de chiapas una señora metío la mano en un costal de (creo jamaica) y fue picada por un bicho (presumiblemente un alacrán) y murió, la idea de meter la mano en costales con flores o semillas ya no se me hace tan inocente U_u
Hola Tertulia,
………………………. Se nos está olvidando como vivir y ser felices. Por ahí dejé escrito que la felicidad es inevitable, y al estilo Chespirito “cuando la felicidad nos persigue… aceleramos el paso”. ¿Es digno de estudiarse por qué preferimos la fantasía? Hablando de eso, Walt Disney le comento a un amigo, “Las religiones alimentan fantasías al público para que crean en lo imposible, pero yo soy más descarado aún, personalmente les digo que Mickey sólo es fantasía, y aún así, no me creen”.
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…… Al poner tantita atención, nos damos cuenta que la felicidad está a la mano dentro de la realidad pura, pero preferimos enfocarnos en fantasías. Viendo el caso extremo de Michael Jackson, es fascinante observar como la fantasía le obstaculizó la felicidad. Profesionalmente el tipo había llegado al pináculo, pero su fantasía era la de ser blanco a todo costo. Pero al pobre negrito, nadie le explicó que la felicidad dentro de la fantasía es imposible. Y no olió ni saboreo la realidad y murió en la estupefacción de una fantasía química.
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…… ¡Ay… que asco! De paseo en una playa en Banania, dijo mi prima Micaela. Teníamos como catorce y dieciséis años, y estábamos escondidos besándonos en un vestidor público, retirados de la familia. Mientras yo trataba de quitarle el traje de baño, ella acariciaba el emblema varonil con mucho fervor cuando se me fue el disparo y le pego en el interior del muslo abajito de la púbera, y el resto del material genético le quedo en la mano. ¡Ay… que asco… ay… ya, vámonos a las olas… ya, ya, ya…! Dijo la pobre mujer a punto de vomitar. Al rato, y ya en el mar, cuando Micaela se tranquilizo, entonces hablamos de la jocosidad del incidente y me dijo que era la primera vez que había visto la ‘materia’, y que lo que le había disgustado era el olor y la textura de gargajo.
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…… Años después, en una reunión, hablamos de la travesura de aquel fornicio inconcluso y nos volvimos a reír, y también me conto que desde aquella primera experiencia, aún le tenía asco al semen. Y yo… al escribir estas líneas recuerdo el olor del mar y el tronido de las olas.
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……………………… Saludos,
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…………………………………………………..Pácimo
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AMPLIA RED NUESTRA
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Amplia Red, nuestra, que estás en los cielos
Venga a nos tu hipertexto, y hágase la conexión
En lo real como en la virtualidad
Danos hoy la descarga de cada día
Perdona el café sobre el teclado,
Así como nosotros perdonamos a nuestros proveedores
No nos dejes caer la conexión
Y líbranos de todo virus. Amén
Muy cierto tu post elsy, generalmente no nos detenemos a ver como es la vida realmente… gracias al destino tuve un novio el cual me enseño a apresiar las cosas bonitas y buenas de la vida y creo (ahora que lo comentas) muy oero muy buenas (q digo buenas) excelentes relaciones sexuales…
Asi que chicos comienzen a disfrutar lo mas insignificante de la vida y podran disfrutar de su sexualidad a lo maximo…
Saludos a Jerry 🙂
El ritmo de vida que hemos adoptado en las ciudades ha provocado que poco a poco nos olvidemos de nuestra percepción a través de los sentidos. Reaccionamos de manera automática a casi todos los impulsos y fenómenos que nos rodean y apenas percibimos su esencia. Y pues es algo que realmente evita que gocemos plenamente de todo aquello que presenciamos, incluso vamos perdiendo conocimiento de nosotros mismos: olvidamos como se siente la piel de nuestro cuello, de nuestras piernas… olvidamos cuales son nuestros aromas favoritos, y cuando los llegamos a percibir, apenas reconocemos de donde se desprenden… olvidamos que se siente saborear lo que degustamos… y todo eso debido, principalmetne a que vivimos con prisa.
Creo que es importante detenernos a observar y a percibir todo aquello que nos rodea e incluso lo que está en nuestro interior. Como mencionaba Elsy, tampoco es detenerse o hacer las cosas lentamente, sino tomarse un instante para reconocernos y reconocer aquello que nos rodea.