Nuestra cosmovisión sexual, está determinada por aspectos biológicos, bagaje socio cultural, nociones, factores psicológicos y cognitivos. La traducimos a través de interrelación de prácticas, estímulos, lenguaje, afectos, erótica, juegos, repertorios conductuales, fantasías. Eso lo tenemos claro, por ejemplo, hablando de aspectos socioculturales no es lo mismo vivir la sexualiad, dicha cosmovisión, siendo una mujer u hombre occidental que siendo un mosuo (una sociedad poliándrica que habitan la zona de Yunnuan y Sichuan en China). Ahí, desde los 13 años la mujer vive en una habitación independiente en la casa de la abuela matriarca y tiene derecho a recibir tantos hombres como desee, amantes aceptados o hachús y procrear con ellos. Él no posee derechos sobre los vástagos ya que la herencia es matrilineal. Asimismo las tierras y propiedades pertenecen sólo a las mujeres. Obvio, su vivencia de la sexualidad es totalmente distinta a la nuestra.
Pero regresando al tema central. La cosa es que el proceso se debe a nuestra plasticidad neuronal, o el modo en el que la comunicación entre nuestras neuronas modula y percibe el medio. Las aterrizamos en aprendizajes, modificando nuestro comportamiento con base en una experiencia; lo que podríamos llamar ‘gustos’ o expresiones.
De acuerdo con Robert Sapolsky, profesor de biología y neurología en la Universidad de Stanford, poseemos ventanas plásticas o periodos en que la plasticidad neuronal puede crear nuevos gustos o adaptaciones. Ya no se da un circuito neuronal que permita adquirir una capacidad nueva. Por ejemplo, advierte que la ventana plástica gastronómica se cierra a los 40 años, es decir será neurológicamente poco probable que una persona de 50 años adquiera un nuevo gusto en cuanto a los sabores. La ventana musical, se cierra a los 35 y tras esta edad ya no redefiniremos nuestros gustos musicales.
La ventana plástica del sexo tiene un cierre calculado a los 42 años de vida. Pasados estos, las probabilidades de encontrar placenteros o deseables una nueva práctica o estilo amatorio serán muy bajas.
Um, nos queda un buen rato para ampliar la ventana, ¿no creen? Ahora, aunque nuestra plasticidad defina cierto periodo, a muchos parece que se les cerró mucho antes la ventana. Es decir, dejan de experimentar (y no hablo de entrarle al BDSM o al SW, únicamente. Cada quién sus expresiones) sino a fomentar la creatividad en su cama y traducir sus encuentros en novedades. Ese es un enorme punto de rompimiento en muchas parejas, porque la monotonía no vendrá por estar con el mismo o con la misma o a falta de una práctica ‘intensa’; surgirá de la incapacidad para explorar la erótica del cuerpo a detalle, descubriendo nuevas sensaciones. La pluralidad de las expresiones sexuales no está en la multiplicidad de amantes sino en la capacidad para conocerse a uno mismo y llegar a esos rincones físicos y emocionales que damos por hecho. A una erótica profunda.
Y bueno, para terminar y porque nunca es bueno dejarlo al aire, hay que sentar el asunto de las orientaciones sexuales las cuales NO son un ‘gusto’ ni elección. La orientación -recordémoslo siempre- ES. Sin embargo, hablando de plasticidad y capacidad para ampliar el espectro o repertorio, en muchos surge -en algún periodo- el deseo por experimentar el contacto erótico o sexual con alguien de su mismo género. Eso, no define su orientación sexual, es una expresión, una conducta sexual. Podrá o no cambiar el rumbo de sus relaciones pero su orientación no.
¿Opiniones?
Estoy de acuerdo en lo que expones, pero yo agregaría que esas ventanas neuronales no son determinantes. Claro que depende de la capacidad de aprendizaje y experimentación de la persona. Tengo 47 años y mis gustos musicales, gastronómicos y sexuales, aunque ya formados, siguen adaptándose y sigo experimentando nuevos sonidos, nuevos sabores, nuevas sensaciones. La edad no es limitante. Yo creo que lo que limita son la ideas al respecto de la edad. El clásico pensamiento «Ya no estoy para esos trotes» detiene esa capacidad de aprendizaje y experimentación.
Si bien es verdad que hay limitaciones en cuanto a las condiciones físicas y el estado emocional de los seres humanos según las diferentes épocas de sus vidas, pienso que el resto es algo de origen mental. Los humanos en sí (dentro de sus mentes) son los que se autoseñalan hasta donde y «hasta cuando» para todo. Ellos deciden en sus vidas sobre autlimitaciones y autonegaciones.
Saludos Elsy
Dices que la orientación es «el deseo por experimentar el contacto erótico o sexual con alguien de su mismo género». No queda ahí, la orientación es una conducta, porque no se nace siendo homosexual (excepto las personas que tienen órganos sexuales internos diferentes a los externos) no existe ningún estudio científico que demuestre que está en los genes la orientación sexual. Se adquiere esa conducta como lo explica Robert Sapolsky. Por ejemplo, está el caso de algunas tribus en África, donde los adolecentes masculinos tienen relaciones sexulaes entre ellos como práctica sexual previa a la adultez, sin embargo ellos continúan toda su vida siendo heterosexuales. Si eso sucediera en México la sociedad presionaría para que defina su orientación desde la adolescencia, por ello depende de la cultura de cada sociedad.
No, no estoy describiendo una orientación, si lees con cuidado el tema no es orientación sino evitar la confusión y diferenciarla de una CONDUCTA sexual, donde sí hay una ventana y deseo de experimentación en este caso con alguien del mismo sexo, lo cual no define la orientación de una persona. Si te das una vuelta por los posts que tenemos de orientación sexual verás que tenemos -y a gran profundidad- explicaciones al respecto de esta. En este blog siempre hemos desmitificado los conceptos erróneos con respecto a la orientación. Ojo, hay que leer bien
Hay que darle una vuelta a todos esos gustos que teníamos es bastante valido este proceso. Hay que reabrir nuestros gustos.
Muy interesante, muchos datos que no sabia 🙂