El Yin y Yang son el principio de polaridad en la cosmología china, donde los polos opuestos eventualmente se mezclan y son uno en conexión. Son fuerzas relativas que no pueden existir la una sin la otra. Esta interdependencia se ilustra en el símbolo –que con seguridad habrán visto muchas veces. Está divido en dos partes, una de color blanco o claro (la energía Yang o masculina) y otra de color oscuro o negro (la energía Yin o femenina). Una línea ondulante divide las dos secciones de forma que al crecer la parte Yang decrece la parte Yin, y viceversa. En la parte Yin aparece un pequeño círculo de color claro que indica que en sus profundidades se haya energía Yang, de igual forma la parte Yang contiene energía Yin.
De acuerdo a especialista en estudios del budismo, la fuerza creadora chi o ki, requiere de ambas energías y se manifiesta tanto en el universo como en el cuerpo; todos somos un pequeño universo en nosotros mismos. Poseemos ambas. Sin embargo, cuando llevamos una al extremo o la sobre ejercemos, dicha energía comienza a imperar y suceden no sólo desajustes sino que ponemos velos o limitamos aquellas esencias de la polaridad opuesta. Como que las dormimos. Con esto no trato de explicar que como mujeres no podamos integrarnos a ámbitos que socialmente han sido adjetivados exclusivamente para hombres o que evitemos experimentar nuestro lado masculino pero sí debemos –por propio beneficio- conservar nuestros principios básicos femeninos. El Yin se relaciona con la intuición, la suavidad, los movimientos tranquilos, la receptividad, el agua, la noche, la luna, la pasividad.
Basándonos en esta idea, es posible que en nuestro constante competir por tratar de tomar un sitio que por siglos nos enseñaron que se nos negaba, estamos sufriendo una fuga de Yin, de feminidad provocándonos una pérdida de poderes inherentes a nuestra esencia. Tal vez ya no somos tan receptivas o intuitivas, porque lo estamos mermando atendiendo el deseo de cargarnos de otros poderes. Quizás uno de los conceptos que más hemos confundido sea el de la pasividad. Ser pasivo no significa únicamente el no movimiento, el ser espectador de los hechos. Habla de permanecer, estar. También en la quietud hay acción y poder. Y ese ha sido nuestra facultad ancestral.
Ahora, ¿a dónde nos lleva nuestra recarga de Yang? Los patrones hacia extremo Yang, muestran ‘síntomas’ como estrés, nerviosismo acusado, consumo desequilibrado de alimentos fuertes como carnes, alcohol, mariscos o picantes, falta de sueño, abuso de juegos o apuestas, conducción rápida y temeraria”. ¿Les suena conocido comadres sexonautas? El reto es conservar lo ganado y fomentar nuestro avance explotando nuestra feminidad. En calma, disfrutando, intuyendo. Con suavidad.
Reconozcámoslo, tal vez sí se nos ha pasado un poco la mano. Y lo cierto es que lo hemos sufrido también, la culpa o la presión por darnos espacio, por ejemplo para la maternidad, nos asalta. “Lo cierto es que a pesar de décadas tras la emancipación y la liberación, las mujeres estamos apenas comenzando a analizar nuestro rol y detectamos que requerimos de equilibrio. En el camino ha habido confusión. Pero, sobre todo la necesidad de darnos valor, nos pudo haber disparado hacia el extremo. Es natural, el cambio de una concepción tan arraigada no puede darse en tres segundos, de hecho nos ha tomado más de cuarenta años. Así que tampoco nos flagelemos.
Somos un producto ecléctico, hemos leído a Gloria Steinem mientras nuestra abuela nos dice ‘las mujeres deben quedarse en su casa’. Mamamos en el hogar ideas contrapuestas a lo que nuestras feministas heroínas proclaman. Justo hay opiniones que contradicen lo antes mencionado. Citemos a Simone de Beauvoir, novelista y filósofa existencialista, “La femineidad no es una esencia ni una naturaleza: es una situación creada por las civilizaciones a partir de ciertos datos psicológicos… la mujer no nace mujer, se hace. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la figura que reviste en la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la sociedad el que elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado que es calificado como femenino”. No podemos negar el conflicto. Cualquiera se ‘hace bolas’ entre tantas instancias. ¿Cómo encontramos el balance?
Los hombres no están exentos. También están redescubriendo su rol y adaptándose.
¿Cómo están experimentando ustedes hombres míos o bueno, sus prejas esto?
Elsy, respecto a la sobrecarga de Yang, te puedo decir que también podemos sentirnos mal en el caso de haber sido educadas en una familia en la que se pone a las mujeres de igual a igual con los hombres, con esto me refiero a que se espera una carrera profesional y una vida más «masculina», dejando a los niños en guardería y cosas parecidas. Pero en este momento en que he decidido quedarme en casa a cuidar niños, la carga de haber sido educada par ser mas Yang que Yin pesa mas de lo necesario.
Muy interesante, es como ver el lado masculino de las mujeres, y el lado femenino de los hombres.
Off topic, cuando usas la palabra «mamamos» refiriendo a lo aprendido en el hogar, le das en la madre al articulo.
vyaa conocia un poco acerca de este concepto de Yin-Yang pero esto sin duda amplio mas mi vision, no sabia que el exeso de una energia desencadenara en tantos problemas, pero suena logico como en cualquier aspecto de la vida todo se maneja atraves de un equilibrio muy fragil en donde si se desbalancea cualquiera de las partes tiene sus consecuencias
ahora con la cita de Simone de Beauvoir, segun le entendi por lo que lei(desconozco en si toda su filosofia), la mujer la hizo el hombre o la sociedad patrialcal, sobajandola y reprimiendola sin oportunidad de expresarse ya que no tiene caso poruqe ella no tiene opinion valida
eso es lo que entendi, pero es lo que se vio por muchos siglos, y aun se sigue viendo
ahora bien adaptarnos a ese cambio no es facil para ninguno de los 2 ya que los hombres no estamos acostumbrados a ver a una mujer exitosa, y las mujeres ver a hombres cada ves mas sensibles por decirlo asi, pero solo es cuestion de nuevamente mantener un equilibrio
Ya había comentado al respecto en otro post sobre este desmadre post machista de la actualidad. En mi caso yo sí veo y siento el conflicto de la falta de equilibrio. Yo creo que cada quien es libre de desempeñar su rol cómo guste, pero siempre siendo congruentes y responsables. Por congruentes me refiero a que realmente nos sentemos y pensemos qué rol queremos jugar y por qué. No nada mas adoptemos la filosofía aprendida por nuestros padres(u otras influencias) sin siquiera cuestionarla o entender en qué nos beneficia o perjudica. Por responsable me refiero a una vez que decidamos nuestra postura ejecutarla con responsabilidad aceptando que si nos vamos a meter mucho en el lado que no es nuestro lado ‘natural’ tendremos que aprender a ceder ciertas cosas que correspondían tradicionalmente a ese lado. No se puede todo.
Mas que didactico se siente este post extremadamente vivencial, de recuento de daños, lo que mejora por mucho la percepcion de la bloggera, muy bueno y empatico.
Es algo que ya muchos venimos viendo y viviendo, el echo de que el estira y afloja nos tiene combinando este ying y yang hasta puntos donde por poco ya no se ve una linea que divida una fuerza de otra, los hombres cada vez «menos» hombres y mas como mujeres y las chicas viceversa.
Los hombres y mujeres no somos iguales, ojo lo digo en todo sentido sin entender que alguno sea mas que otro o valga mas como ser humano, lo real es que somos dismorficos sexual, fisica y mentalmente, ya esta mas que comprobado lo cual no veo porque sea malo.
Todo es equilibrio respecto al tema, de porcentajes si nos tenemos que poner matematicos, pero lo real es que se deben ser dos y cada uno aporte su parte, o las cosas empiezan a caminar de maneras no satisfactorias.
Buen tema Señora, tirese un pod de este, da pa mas.
Yo siento que tiene que haber mucho equilibrio en este asunto, en lo personal, detesto a las mujeres pasivas, que se creen princesas y solo buscan a un hombre para que las cuide, también, a las extremadamente mandonas, que solo quieren que cumplas su voluntad, degradando, humillando o chantajeando a los demas.
Prefiero a las personas asertivas; de acuerdo a wikipedia:
«Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no-asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.
Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.»
Siento que mientras mas asertiva es una persona, más equilibrada está, en resumen, se trata de no perder la calma, y no dejarse controlas por las emociones, solo usarlos como motivacíon para hacer las cosas