Muchos latinoamericanos pueden encontrar el término: «sexo sagrado» una verdadera contradicción en sí misma. La idea general es que para ser altamente espiritual hay que ser asexuado/a. Tenemos pensado que la sexualidad es a lo mejor hedonista y a lo peor un daño para el alma. Cuando alguien está volcado a una actividad sexual crudamente pasional y al mismo tiempo buscando espiritualidad en ello, no parecen materias del mismo currículum.
El concepto de sexo sagrado, buscando unión espiritual a través de la unión sexual es nuevo y chocante en el ámbito hispanohablante pero intentare probar que ya hay madurez para asimilarlo. Como sociedad estamos obsesionados con el sexo. En parte es una morbosidad saludable, una celebración de la danza vital de las grandes fuerzas que nos motivan, pero mucho descansa en la oscuridad y en la neurosis, el sexo por poder, sexo por dinero, sexo por omisión. Nosotros usamos y abusamos del sexo por cualquier cosa, desde vender jabón hasta quebrar la carrera de un político.
En esta época con sus crisis de credibilidad, fenómeno este muy marcado en Latinoamérica, surgen personas ansiosas de encontrar trascendencia y significados elevados. Personas que buscan sustancia.
En Oriente el sexo ritualizado ha sido un sendero de conocimiento por varios miles de años. El Tantra, probablemente la más común forma conocida de sexualidad sagrada tiene lugar en el hinduismo y el budismo de las culturas de la India y del Tibet. Basándose en la creencia que la unión de los principios de varón y mujer (yin y yang) lleva a la ilustración personal. El Tantra tradicional emplea una serie de sonidos, visualizaciones, control respiratorio y posiciones sexuales combinadas con meditación para alcanzar estados espirituales.
A pesar de un cierto rechazo por la elevada ritualización del Tantra tradicional hay un marcado interés en las técnicas de control de la excitación sexual y retención del semen en el varón (cosa que en el medio médico, comienza a causar algo d debate ya que no se considera sano). El Tantra desafía la idea sobrevalorada en nuestra cultura de la simultaneidad del orgasmo.
La idea de retener la excitación sexual y dirigirla hacia arriba más que hacia abajo y afuera puede verse anormal y controvertible, en contra de la naturaleza de nuestro organismo. Después de todo el poderoso alivio de un orgasmo regular, se siente muy bien. ¿Por qué cualquiera va a pasar esto por alto con la promesa de un desconocido éxtasis?
No obstante en los últimos 20 años en los ámbitos anglosajones y los gnósticos en Hispanoamérica de la mano del Neo-Tantra y del Tantra, se resalta la importancia de la retención de la eyaculación y del orgasmo vivido en todo el cuerpo, no sólo como una expresión genital. El control eyaculatorio propende a una mayor relajación y al disfrute más prolongado de la actividad sexual. El neotantra comienza con mucho de su tradicional pariente (Tantra), por ejemplo el precepto de que la unión sexual puede orientar hacia lo trascendente y específicas técnicas de respiración y control muscular y agrega una cantidad de otras beneficiosas.
El sexo sagrado va más allá del dormitorio, ayudando a la pareja a abrirse el uno para el otro en verdad y amor a través de todas las facetas de su relación. La relación entre ellos pasa a ser un vehículo de crecimiento espiritual y aumento del conocimiento. Así como aprendes a abrirte hacia ti mismo, hacia tu interior amoroso, naturalmente te abrirás a los demás a tu alrededor. Comienzas a entender que abandono/entrega no significa sumisión o pérdida del ser, más bien es una expansión amorosa hacia algo mucho mayor.
Igual que en muchos senderos espirituales, el sexo sagrado enseña una disciplina de la mente y del cuerpo. Esto se hace en un contexto de celebración y se permite avanzar hacia los aspectos sensuales de la vida, así la sexualidad sagrada es una paradójica combinación de control y espontaneidad.
Como una celebración de la vida, el sexo sagrado enseña la importancia de la conciencia sabia, del estar totalmente «en» las acciones. Por focalizar atención en cuerpo y en mente y en lo que hacemos con ellos.
Sus emociones pasan a ser más estables y reales. Su capacidad mental aumenta. Su salud física mejora a medida que usted descubre que su cuerpo es el templo de su alma y usted lo honra de tal manera.
Los ejercicios y técnicas fortifican enteramente el sistema urogenital, se gana más elasticidad muscular, mejora la circulación y eleva la sensibilidad. Y se aprenden nuevas formas de dar placer a la pareja. Así de simple.
En efecto es elevar el espíritu mas allá, como se dice tocar el cielo!! Eso se logra, creo yo, solo si te amas a ti mismo y a la persona con la que te encuentras por supuesto.
No pues esta chido, creo que con tener una vida feliz, no hace falta mas, estar bien con uno mismo y con el entorno nos da una paz que permite que todo este como relojito, incluyendo el plano sexual, aunque en ciudades grandes es muy común perder la paz y llenarse de estrés, entonces podríamos aplicar prácticas de relajación… creo que la mejor pracitca de relajación es sonreír (y reír), no hacer corajes y amar.
Suerte!
tauch soe
Creo que la espiritualidad no se nos da.
Simplemente somos un país con un gran número de católicos y la única espiritualidad es esa. El sexo es otra cosa aparte. Tenemos divididos esos conceptos.
En fin, es mi comentario.
P.D: Además de que no entendí mucho lo que quisiste decir, esta algo rebuscado…ja ja ja
Pienso que primero hay que vivirlo, virvir la experiencia al respecto, armarse de muuuuuchaaaaa paciencia (que ya es dificil en la vida cotidiana), para luego poder opinar si es o no funcional desde todos los aspectos en que aquí Elsy lo expresa.
Sin embargo… opino que no necesariamente para ser espirutual o «muy espiritual» o «altamente espiritual» hay que ser asexuado, eso más bien me parece algo inculcado por medios culturales, nos dicen (de todas las formas y medios)toda la vida que para ser espiritual hay que ser «puro», y q
Continuo…. y que el sexo es «cochino y pecaminoso, ¡¡¡¡¡y listo…..!!!!!, control total….. en vez de sabia orientación…. en cuanto a «sexo sagrado» que cosa en este mundo no es más profunda que entregarse y compartir todo el ser con la persona amada, quererse…. en opinion de otras personas que he conocido….. todavía esas palabras no son del todo lo correctamente profundas y acertadas para definirlo…..
En fin…. sin ganas de ser repetitivo…. sugiero vivir la experiencia al respecto de del sexo «tantrico» y el sexo «sagrado»….. y compartir los conocimientos adquiridos…… y se verá cual es la realidad de tal cosa….
mejor lean el lobo estepario si quieren ser inmortales.
Umhhh entre tanto sexo sagrado ya me dio hambre… voy por un abrazo…
Saludos
yo vi en el canal infinito si no mal recuerdo un programa sobre el tantra y la verdad me dio hueva con toda sinceridad lo digo creo que yo no tendria la paciencia para algo asi pero bueno maybe cuando tenga una pareja estable seria y demas pueda probar haber si me funciona pero la verdad si me dio bastante flojera ver el programa jajaja
Creo que el texto es muy interesante, y según entendí en otro lugar que lo leí, mucho de la respiración es para dirigir y recuperar la energía que se usa durante la relación.
Pienso que se puede lograr a base de ensayos con la pareja… lo difícil es tener una pareja!!!!
¿Y luego?
¿Erotizar lo divino o divinizar lo erótico?
La terquedad de la ICAR (Iglesia Católica, Apos…bla bla) en desasociar a la sexualidad con su concepto de espiritualidad tiene que ver (como todo) con un dogma impuesto por la naturaleza de sus «argumentos». Recordemos que Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por cometer «el pecado original» ergo: coger. Luego entonces, TODOS los seres humanos nacemos por, de y con el pecado; con excepción, claro, de su deidad principal: Jesús, quien nació «por obra del espíritu santo», i.e. sin pecado, de no ser así todo el entorno divino creado al rededor de Jesucristo se va a la mierda; no se les olvide, queridas féminas contertulias que ustedes para la ICAR son “Un mal necesario”. Sin embargo el antiguo testamento se hace el harakiri al incluir en uno de sus libros al poema “El cantar de cantares” pasaje que rebosa sensualidad y erotismo.
En lo personal, el “Neo-tantra” me causa el mismo ruido que las mil ramificaciones que se le han atribuido (¿inventado?) al yoga con fines meramente mercadotécnicos; los ahora “gurús del sexo” se frotan las manos codiciosamente esperando al vendaval de señoras ricachonas que están dispuestas a pagarles a estos fantoches cantidades ridículas por ser “iniciadas”, al fin y al cabo lo que buscan (añoran) estas damitas de alto pedor es encontrar un sentido de pertenencia que alivie la oquedad de sus vidas en el Jet-Set.
Igual sucede con los habitantes de las grandes urbes. Nos encontramos sometidos a niveles de estrés que resultan casi radioactivos, se padecen todo tipo de enfermedades ligadas todas al ritmo y estilo de vida; estamos expuestos a múltiples bombardeos de todo tipo de información y muchos buscan/buscamos una tabla de salvación que nos rescate aunque sea por un momento, de vivir la realidad de nuestras vidas; no obstante que ello signifique caer en el engaño.
Así pues, en mi opinión creo que debemos dejar este tipo de menesteres/actividades/disciplinas para aquellos afortunados que han recibido a lo largo de toda su vida una preparación espiritual específica, que llevan un estricto estilo de vida y que tienen una mente entrenada para tales efectos. El poner unas cuantas velitas de colores, encender una ramita de incienso, ungirnos con aceites aromáticos y poner nuestro cedé comprado en nuestra última visita al místico y artificial Xcaret (o con los hippies de afuera del metro Universidad, según sean las posibilidades) no nos acercará, ni en su más ínfima idea, a vivir una experiencia tántrica.
En todo caso, prefiero hacerle caso a Kundera y llevar a cuestas la insoportable levedad del ser.