Cuiden su boca.
Insultar, descalificar, hacer daño a otros con las palabras forma parte de la comunicación cotidiana. Nuestras palabras no sirven únicamente para informar acerca de la realidad, sino que traslucen estados de ánimo, emociones y sentimientos. Si pudiéramos medir el alcance de la función emotiva en los mensajes que intercambiamos, seguramente llegaríamos a la conclusión de que ocupa tanto o más peso que la función referencial. Nuestras expresiones son portadoras de violencia en la medida en que nos sentimos dominados por la ira, el enojo o la irritación.
Pero habría que preguntarse si la manifestación agresiva de las emociones mediante palabras actúa como catarsis o desahogo o si, por el contrario, engendra más agresividad tanto en el emisor como en el receptor. Entre los excesos de la franqueza desconsiderada y las mojigaterías del eufemismo y lo políticamente correcto hay un término medio donde las palabras no tienen por qué desprenderse de su energía.
Sin embargo, la violencia verbal suele tener voluntad de herir. No es casual que en las situaciones de abuso más tipificadas (el doméstico, el escolar, el laboral), la agresión verbal aparezca muy frecuentemente asociada a otras formas de maltrato. Unas veces representa el paso previo a la fase más virulenta de la violencia física, otras concentra la mayoría de los ataques psicológicos contra la víctima.
Es fácil creer que alguien ‘se puede pasar’ al hablarnos de cierta forma, pero en pareja, una vez que una de las partes se atrevió a usar su boca como una granada, no hay vuelta atrás. Se hará hábito.
muy cierto Elsy, despúes del primer insulto, no hay marcha atrás.
Muy, muy cierto………
Yo viví una relación en la que por ambos lados nos ofendimos MUCHO con palabras, lo que ella me dijo dejó herida en mi y se que mucho de lo que yo dije hizo lo mismo en ella….
Hubo despues la oportunidad (ya como ex y sólo cómo amigos) de platicar los errores de la relación y me quedo por demás claros que ese fué uno de los peores..
Leí al respecto, me auto analize, el porqué dije esas cosas y mucho de hecho era no poder controlar el caracter, la inmadurez, etc.
Despues de está chava he tenido dos relaciones más …. En más de una ocasión el enojo, impotencia me pudieron orillar a herir con las palabras, pero aprendí a controlarme y si, poder explotar hablando pero sin ofender, sin agredir a la persona que tengo a mi lado, exteriorizando la razón real de mi enojo y no solo sacando trapitos viejos al sol..
Ya puedo decir que controlo muy bien mis palabras y a menos que alguien (hombre o mujer) en serio se lo busque, siempre intento ser justo con mis palabras y no usarlas para herir, menospreciar o atacar a alguien…
Yo creo que la palabra es el arma más poderosa con la que cuenta el ser humano, tanto para hacer la guerra cómo el amor
(A que buena frase me acabo de inventar ñ_ñ )
Alguna vez lei que procuremos que las palagras que emitamos sean siempre dulces, por si algun dia nos las tenemos que tragar…
Me parece que esto es muy cierto. Mi esposo ya enojado, no controla su boca, y aunque no habla con groserias, puede ser muy hiriente y despues sale con que, acaso me tiene que tratar con pinzitas? Yo digo que si, siempre hay que tratarnos de la mejor manera posible, para no andar luego con que, disculpame, es que enojado no se lo que digo, no se vale.
En este aspecto yo tengo un problema algo grande, en una anterior relasion (ya añeja) nos hicimos mucho daño verbalmente, un par de años mas tarde que me la volvi a encontrar y nos fuimos a caminar para recordar y platicar de que tal nos ha ido, me di cuenta de cuanto le afectaron las palabras que le dije y mas aun como se las dije.
A partir de esa platica me he tratado de contener antes de abrir la boca en una discusion o situasion de enojo (algunas veces es tanto que no me aguanto) pero el problema es que me quedo callado tan callado que me voy al otro extremo y les hago la ley del hielo a la gente (supuestamente mientras se me baja el coraje) pero las personas al ver que ya les dejo de hablar siempre (sin escepciones) me van a buscar a pedir perdon por si me hicieron enojar y eso me molesta, que bajen la guardia y se porten docilmente. Acaso ya se les olvido la pelea y la quieren obviar? hacemos que nunca nos peleamos? a los que les vuelvo a dirigir la palabra son los que me buscan pero para (ahora si con las cosas ya mas que pensadas) el quien tuvo la culpa o quien esta en lo correcto con respecto al motivo de la discusion, ya que asi los tomo que les importa el tener mi punto de vista ya sea como amigo o pareja y mas aun que ellas defienden tambien sus puntos de vista. Se que es algo muy feo de mi caracter pero aun no he logrado quitarme eso.
me gusta jugar con las ideas y mentes de los demas, pero cuando me la aplican lloro snif.
«[…], todo puede herirle, palabras y sospecha de palabras. Su lenguaje (el del mexicano) está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables”
El Laberinto de la Soledad.
Octavio Paz
Y así somos. A veces es parte, incluso, de nuestra idiosincrasia. Más allá de las patrañas de Gray y sus “hombres de Marte y mujeres de Venus”, nosotros los mexicanos no nos conformamos (las más de las veces) con decir simple y llanamente lo que pensamos; es menester agregar nuestro toque: picante, irreverente y, cierto, casi siempre ofensivo. No siempre decimos “mi amor, me molesta que…” Siempre habrá que agregar como preámbulo un rimbombante “¡Me lleva la chingada!” y por ende, somos retribuidos con un colofón de iguales dimensiones: “Chinga tu madre”.
Sin embargo, más allá del folclor de nuestro lenguaje, también existen quienes sin decir una sola “mala palabra” son terriblemente incisivos, hieren con argumentos que de antemano tienen por cierto que nos hacen pedazos y aun así son capaces de utilizarlos, socavan nuestra auto estima y explotan nuestros más terribles miedos, nuestras más profundas debilidades.
Lo que hace insoportable esta realidad es que lamentablemente, solemos darnos cuenta de nuestras estupideces una vez que hemos vomitado sobre nuestro/a (según) querencia el veneno suficiente como para matar diez elefantes.
Tambien no perdamos de vista la manera de decir las cosas ya que ahi tambien podemos herir demasiado a la pareja y a la gente en general.
Por ejemplo: no es lo mismo decir: «Oye amor, no crees que esa falda es muy cortita para el lugar a donde vamos?» a decirle «Oye podrias cambiarte la falda ya que con esa pareces una puta barata».
Asi mismo tambien hay que cuidar los tonos de voz, y si no me creen chequen como molulan y molulamos la voz cuando queremos pedir algo a comparacion a cuando la platica es normal.
coincido totalmente con una vez que te faltes al respeto ahi si ya valio …
Estoy de acuerdo con muchos de los comentarios de todos. No estoy de acuerdo con la manera en algunos y algunas en este mundo suelen «desahogar» su enojo por un mal día, alguna diferencia con la pareja y/o desacuerdo en sobre ciertos temas y/o circunstacias (a nivel laboral o profesional); pero hay otra cara de la moneda, donde se busca mantener la calma en demasía,cuando a veces hay que hacer algo para darle una sacudida a una situación o persona, y aunque hablando se entiende la gente, la reacción al respecto de ser calmado y sereno xausa una desenlace totalmente contrario a lo que se espera cuando las cosas se hacen de la manera correcta. Los extremos son dañinos en ambas medidas. La conducta humana es muy complicada, y asi como hay ocasiones en que hay que serenarse y conversar de forma fria y calmada, hay ocasiones en que hay que armar un escandalo de los buenos para que otrs y otras reaccionen.
No estoy de acuerdo del todo con la violencia en todos sus aspectos, pero tampoco con la pasividad y calma excesivos.
Tenía un novio que comenzó a hablarme con peladeces, le repetía una y otra vez que no lo hiciera. Al ver que no entendía, empecé a hablarle con las mismas palabras que el usaba conmigo, según para que entendiera.
Pero no fue así, fue entrarle al jueguito tonto y a decirnos miles de cosas; era desgastante.
Las peleas fueron terribles. Al terminar la relación comprendí MI error,y ahora trato de calmarme antes de decir estúpideces producto del enojo.
Siempre he creído que si nos comportáramos en nuestra relación como nos comportamos en la oficina, otra cosa sería. La confianza da asco, y en la oficina es raro que se pierda el respeto…
Yo no necesito decir groserías para agredir. Entre mis gesticulaciones y mis juegos de palabra puedo acabar con la gente. He tenido mucho trabajo para lograr vencer esa agresión natural.
Definitivamente hay que razonar antes de abrir la boca para decir algo hiriente a alguien que amas. Eso va dejando cicatrices, y va perdiendo el sentido del respeto, de la comunicacion y del amor en sì… Sucedio en mi pasado, despues ya no encontraba la manera adecuada de ofrecer una disculpa, hoy es una enseñanza que procuro no olvidar